Octubre...

Ya casi está terminando el mes,  el invierno parece que ha llegado antes de lo previsto, nos ha encontrado sin habernos preparado del todo... los días amanecen con neblina, y el sol sale más tarde...mucho más tarde. Cuando me levanto y me acerco a la ventana no puedo evitar pensar que vivo en Transilvania... la niebla baja, el frío, el gris del cielo... los cuervos graznando por ahí, las hojas secas de los árboles en el suelo, o volando con el viento que sopla fuerte, a veces silba... me recuerda mucho cuando niña y veía la película de Drácula.

Hace cinco años que salí de Perú definitivamente, hace cinco años que no he dejado de extrañar ni un sólo día mi familia, mi país, mi ambiente, pero poco a poco he hecho de este lugar mi hogar, mi nido.

Antes de venir tenía un trabajo que me encantaba y me hacía sentir plena, era profesora en una universidad, tenía siempre gente alrededor, de todas las edades y condiciones, la universidad quedaba cerca a mi casa, tenía un auto, vivía con mis padres porque no concebía vivir de otra manera, pero tenía cierta independencia económica que me hacía sentir dueña del mundo, mis preocupaciones y problemas eran hasta cierto punto vanales...

No había semana que no me reuniera con las amigas, sea a almorzar, a cenar, ir al cine, un bar, un café, y todos los sábados había que salir a bailar.

Hoy paso casi las 24 horas en casa, salgo sólo cuando es necesario, para conducir a Gabriel a la guardería, o ir a comprar cosas que necesito, a veces unas escapadas fugaces para ir a vitrinear... ha cambiado mucho mi vida!! ahora ando con mis enanos de arriba a abajo, como mamá gallina!!

Hace cinco años que pisé por primera vez este continente!!